Una noche
observas una imagen en Instagram, al día siguiente te levantas, consultas y en 24 horas más te encuentras
listo para vivir una gran aventura. De esos
viajes que quieres realizar pero por múltiples razones siempre pospones. Así de simple comienza mi historia,
mejor dicho, nuestra historia entregando tu tiempo, y ganas de disfrutar aprendiendo por cuatro regiones de
España.
Te presentan
agenda con detalles del mismo, tú solo sabes que el grupo es pequeño, que
quienes lo lideran saben lo que quieren y aman el tema, que el 29 de mayo debes estar en el aeropuerto
Internacional de Maiquetía en horas de la tarde para partir, ya eso fue
suficiente.
Horas después, ese pequeño grupo y luego de superar algunas adversdiades de camino como fue el traslado de Caracas a Maiquetía para parte de los viajeros, se encontraba en el aire haciendo planes juntos, bien liderados y con el deseo de encontrarnos con quienes habían viajado días antes para darle inicio a la aventura. En menos de 24 horas era un maravilloso grupo, compacto y con un solo fin, nada que lo pudiera distraer ni sacar del propósito. "Disfrutar aprendiendo", compartir y vivir lo que yo considero y por mucho tiempo consideraré ¨El viaje de mi vida¨. Me atrevo a llamarlo de esta manera, sin muchas explicaciones, de todos los maravillosos viajes anteriores o de todos los que puedan y estarán por venir, pero este fue especial. Sin lujos pero con todas las comodidades, sin excesos pero con todo lo deseado en la mesa, sin ver todo lo que quieres ver, pero donde la vista y el alma pasaban absorbían cada detalle, sin las mejores etiquetas de vinos de España pero con una amplitud de nuevas marcas para ti, de productos impresionantemente deliciosos, diferentes y sobre todo sin mezquindad de nadie para presentar, mostrar y dar lo mejor de un mundo vivible, donde los sueños se logran con mucho esfuerzo, trabajo y suerte.
Ser recibidos en
Madrid y visitar un restaurante Gallego al bajarnos literalmente del avión fue
como colocar ¨pez en el agua¨ , al fin y al cabo soy Andino de nacimiento, de
padre Gallego y madre Andina. Salí
de mi ambiente natural para ir a otro con el que vivo, conozco y aprendí a
vivir. Una vista ligera de Madrid para disfrutar de la primera noche, algunas copas,
incluso ostras, dormir, desayunar y luego
partir a una zona que amas y deseas conocer; Ribera de Duero.
En muy pocas horas te ves ya en tu primera parada, un pueblo, bodegas de lado y lado, nombres de bodegas y viñedos en la vía que ya conoces por libros, por estudios o por etiquetas que has logrado disfrutar. En ese momento quieres verlo y beberlo todo, entrar por cada puerta, y solo tomas fotografías con tu cerebro y unas que otras con el celular.
La primera visita fue a una Cooperativa llamada Bodegas y vinos Rauda en Roa, lugar con historia, y tradición vitivinícola que se remonta a los tiempos de la conquista de Iberia por el imperio Romano. Al salir de ese lugar solo piensas ¨Buen comienzo¨.
Ya comenzabamos a realizar compras nerviosas y solo era el primer día.
Un encuentro con personas espléndidas, con mucho conocimiento, cuidadosos de lo que elaboran, del trabajo que realizan y con vinos estupendos.
Simplemente sales de ese lugar, ¨Tocado por la luna¨ y con un obsequio doble mágnum para sentarse a comer la conocida morcilla de Burgos y el famoso cochinillo.
Pasar por Roa y en frente de la nueva sede del Consejo regulador Ribera del Duero, merecían ya una foto.
A partir de ese momento ya necesitas digestivos, sabes y entiendes que lo que viene es pura candela y necesitas autocontrol. Pero mientras logras eso, hay aguardiente de Orujo, Pacharán y licor de hierbas que te ayuda.
A este ritmo ya nos acercamos a Burgos y con
el, la noche. Salir, caminar, disfrutar de la ciudad, su
gente, sus plazas, sus iglesias, su cultura y sus tapas fue un común
denominador de cada lugar, lo que nos dice que nuestras noches de sueño fueron
cortas y nuestra travesía en el día, larga.
Hasta la próxima entrega,
Vicente A. González H.
Integrante de la Sociedad Gastronómica de Mérida
Sommelier, Sumiller.
Hasta la próxima entrega,
Vicente A. González H.
Integrante de la Sociedad Gastronómica de Mérida
Sommelier, Sumiller.
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