miércoles, 2 de enero de 2019

El vino viaja por España... I parte


Una noche observas una imagen en Instagram, al día siguiente te levantas,  consultas y en 24 horas más te encuentras listo para vivir una gran aventura.  De esos viajes que quieres realizar pero por múltiples razones siempre pospones.   Así de simple comienza mi historia, mejor dicho, nuestra historia entregando tu tiempo, y  ganas de disfrutar aprendiendo por cuatro regiones de España.  
Te presentan agenda con detalles del mismo, tú solo sabes que el grupo es pequeño, que quienes lo lideran saben lo que quieren y aman el tema,  que el 29 de mayo debes estar en el aeropuerto Internacional de Maiquetía en horas de la tarde para partir, ya eso fue suficiente.  


Llegado el momento te relajas, disfrutas y logras ver como poco a poco llegan personas que solo conoces por un grupo de wasap para tal fin.  
Horas después,  ese pequeño grupo y luego de superar algunas adversdiades de camino como fue el traslado de Caracas a Maiquetía para parte de los viajeros, se encontraba en el aire haciendo planes juntos, bien liderados y con el deseo de encontrarnos con quienes habían viajado días antes para darle inicio a la aventura.  En menos de 24 horas era un maravilloso grupo, compacto y con un solo fin, nada que lo pudiera distraer ni sacar del propósito. "Disfrutar aprendiendo", compartir y vivir lo que yo considero y por mucho tiempo consideraré ¨El viaje de mi vida¨.   Me atrevo a llamarlo de esta manera, sin muchas explicaciones, de todos los maravillosos viajes anteriores o de todos los que puedan y estarán por venir, pero este fue especial. Sin lujos pero con todas las comodidades, sin excesos pero con todo lo deseado en la mesa, sin ver todo lo que quieres ver,  pero donde la vista y el alma pasaban absorbían cada detalle, sin las mejores etiquetas de vinos de España pero con una amplitud  de nuevas marcas para ti,  de productos impresionantemente deliciosos, diferentes y sobre todo sin mezquindad de nadie para presentar, mostrar y dar  lo mejor de un mundo vivible, donde los sueños se logran con mucho esfuerzo, trabajo y suerte. 



 
Ser recibidos en Madrid y visitar un restaurante Gallego al bajarnos literalmente del avión fue como colocar ¨pez en el agua¨ , al fin y al cabo soy Andino de nacimiento, de padre Gallego y madre Andina.  Salí de mi ambiente natural para ir a otro con el que vivo, conozco y aprendí a vivir.  Una vista ligera de Madrid para disfrutar de la primera noche,  algunas copas, incluso ostras, dormir, desayunar y luego partir a una zona que amas y deseas conocerRibera de Duero.  

 









31 de mayo de 2018.

En muy pocas horas te ves ya en tu primera parada, un pueblo, bodegas de lado y lado, nombres de bodegas y viñedos en la vía que ya conoces por libros, por estudios o por etiquetas que has logrado disfrutar.  En ese  momento quieres verlo y beberlo todo, entrar por cada puerta, y solo tomas fotografías con tu cerebro y unas que otras con el celular.    












La primera visita fue a una Cooperativa llamada Bodegas y vinos Rauda en Roa, lugar con historia, y tradición vitivinícola que se remonta a los tiempos de la conquista de Iberia por el imperio Romano.  Al salir de ese lugar solo piensas ¨Buen comienzo¨. 











Ya comenzabamos a realizar compras nerviosas y solo era el primer día.





Luego y en pocos minutos nuevamente en el autobús  llegamos a Bodegas y viñedos Valderiz, y entiendes cada proceso que habías estudiado por tanto tiempo.   

Un encuentro con personas espléndidas, con mucho conocimiento, cuidadosos de lo que elaboran, del trabajo que realizan  y con vinos estupendos. 


Simplemente sales de ese lugar, ¨Tocado por la luna¨ y con un  obsequio doble mágnum  para sentarse a comer la conocida morcilla de Burgos y el famoso cochinillo.  

  



 





Pasar por Roa y en frente de la nueva sede del Consejo regulador Ribera del Duero, merecían ya una foto.   













































A partir de ese momento ya necesitas digestivos, sabes y entiendes que lo que viene es pura candela y necesitas autocontrol. Pero mientras logras eso, hay  aguardiente de Orujo, Pacharán y licor de hierbas  que te ayuda.





A este ritmo ya nos acercamos a Burgos y con el,  la noche.  Salir, caminar, disfrutar de la ciudad, su gente, sus plazas, sus iglesias, su cultura y sus tapas fue un común denominador de cada lugar, lo que nos dice que nuestras noches de sueño fueron cortas y nuestra travesía en el día,  larga. 







Hasta la próxima entrega,
Vicente A. González  H.
Integrante de la Sociedad Gastronómica de Mérida
Sommelier, Sumiller.

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